¡Ni de coña me cierro el blog!
Sí, es cierto, escribo menos y me cuesta más. No leo tanto y son escasas las veces que comento. Pero aquí están recogidas muchas, muchísimas cosas de mis últimos 4 años y medio de vida, probablemente los más importantes de mi vida en muchos aspectos. Y éso es razón más que suficiente para no cerrarlo. ¡Que no, que no! Que aquí se queda.
No se cuántas entradas llevo en todo este tiempo pero me atrevo a decir que nunca o al menos en un 99'9 % de las veces no he escrito en un papel aparte una futura entrada de blog. Es verdad que en numerosas ocasiones la idea me ha venido haciendo deporte, o sentada en un autobús, o paseando por la calle, y le he ido dando forma mentalmente hasta que encendía el ordenador y dejaba que mis dedos se deslizaran rápidamente por el teclado, sin darles tiempo a conectarse demasiado con mi cerebro y pensar más de lo necesario.
Casi como hoy. Improvisando, con mucho que decir pero parece ser que con poco que escribir. Con un desorden y una maraña de ideas en las que antes, cuando actualizaba más aunque no sé si mejor, siempre encontraba la punta del hilo del que tirar. Algo de lo que hoy soy incapaz.
Es cuestión de tiempo, lo sé. Quizá mañana, o pasado.