Habíamos sacado las entradas hacía ya unas semanas. Mis ganas de ver la obra iban en aumento a medida que pasaban los días. La obra venía acompañada de un éxito total entre el público y la crítica, además de un premio nacional de teatro para la protagonista Blanca Portillo. Pero... había un pero: Calderón de la Barca. ¡Madremía! ¿Dónde tenía yo a ese gran literato a estas alturas de mi vida? ¿Dónde estaban mis escasos conocimientos de literatura?
Decidí que lo mejor era sentarse en la butaca, relajarse y centrarse en la propia representación, en las voces, en los gestos, en la acción... Y la obra comenzó. Y oí el primer verso. Y noté cómo se metían en mi cuerpo el resto, uno tras otro, con una fuerza y una musicalidad como nunca antes había sentido. Y apareció él, Segismundo, mísero de él, infelice... Y lloré, y reí, y me enamoré y dejé mi boca abierta durante largos ratos, y aplaudí a rabiar, hasta que me dolieron las palmas, y admiré a don Pedro, y me alegré de haberme reencontrado con él ya madura y mucho más capaz de apreciar lo bello de la literatura clásica.
Puedo decir sin miedo ni a exagerar ni a equivocarme que el montaje y representación de La vida es sueño a cargo de la CNTC (compañía nacional de teatro clásico) es la mejor obra de teatro que he visto en mi vida. Puedo asegurar e incluso vaticinar que jamás habrá un Segismundo como Blanca Portillo, con una fuerza y una emoción como nunca antes había visto en un actor o actriz. Y puedo incluso prometer que, si tenéis ocasión de ver esta genial representación, sentiréis todo aquello que nosotras también sentimos.
El colofón a la velada lo puso un regalo para los espectadores tras dos horas de intenso trabajo por parte de los actores: una charla-coloquio en la que se nos invitaba a preguntar o expresar aquello que quisiéramos.
En estos tiempos de acción trepidante, de efectos, de grandes artificios y escenarios, del "nunca es suficiente", el viernes sentí una vez más que LA PALABRA ES EL ESPECTÁCULO.
Siguen de gira. No os la perdáis.
Es que la Portillo es la mejor. Yo la vi hace unos años en "La hija del aire", también de Calderón, con una compañia de Buenos Aires y desde entonces la tengo en un pedestal. También la he visto ahora, de Segismundo, claro, no podía perdérmela. Me alegro de que la hayáis disfrutado tanto.
ResponderEliminarUn saludo.
...y difícilmente la bajamos ya de ese pedestal ¿verdad?. Un saludo a tí también, Asun.
EliminarCuanto mas lo pienso mas me gusta... qué pedazo de actriz!!!
ResponderEliminarY esas manos... He de mirarme esta obsesión por la manos de la gente. Jeje
Un placer compartir el placer de disfrutar de esta obra con vosotras.
Lamarimorena
El placer es nuestro, mon cherie!
EliminarYo tengo la entrada comprada hace dos meses y aun me queda un mes para poder verla en Logroño. Y ya estoy comiéndome las uñas de la ansiedad jajaja
ResponderEliminarPues la vas a disfrutar segurísimo, porque además de una buenísima dirección y trabajo actoral (de casi todos), la puesta en escena y la música es perfecta. Ya verás.
EliminarInmensa Blanca Portillo. La conocí en 7 vidas pero no seguía la serie. Sin embargo sus mejores registros son los dramáticos. Otro 7...7 mesas de billar francés donde se come cada plano. Y este Segismundo que me enamoró como a ti, a pesar de mis desencuentros con el teatro clásico.
ResponderEliminarDisfrutemos mucho de ella porque es única. 8-)
¿Y qué me dices de Agustina, en VOLVER? Ahí lo clavó también, ¿eh?
EliminarInclino mi cabeza ante esta actriz. Y como a ti me pican las manos después de cerrarse el telón... es tremenda.
ResponderEliminarBesos.Lenteja
Oye, es que me picaban pero de verdad, no se si había aplaudido tanto. Recuerdo una vez gritar mucho, pero claro, era un concierto de Sabina y yo iba algo emporrada...
EliminarJajaja!!!! Con los conductores suicidas los diste todo... Doy fe ;-)
ResponderEliminarLamarimorena