jueves, 21 de octubre de 2010

de chorizo pamplonica y mantequilla

Vengo de la papelería de hacer unas fotocopias, 13.15h, una niña de 8 años aprox. regordetita está comiéndose una caña de chocolate apetitosa e industrial como ella sóla... y con la otra mano sostiene como puede su nintendo. Rápidamente asocio la imagen con mi infancia y con los bocadillos que mi madre me hacía para el recreo, a media mañana, a la hora en que un niño tiene que almorzar para luego comerse todo lo que hay en el plato, sea verdura, pescado, legumbre...

Claro, que además de aquellos bocadillos también alguna vez caía algún bollycao al estómago (los cromos de "toi", de "V", etc eran la perdición de todos) pero como casi ninguno teníamos ordenador con videojuegos y las "maquinetas" daban de sí lo que daban (una pantalla y te la pasabas rápido) la mayor parte del tiempo estábamos jugando, corriendo, saltando, brincando y haciendo el burro, con lo que ni necesitábamos dietistas ni psicólogos infantiles que aseguraran nuestra sociabilidad y la aceptación de nuestro físico.

Quizá me esté metiendo en un terreno espinoso, no soy madre, pero sí tía y me gusta ver a mi sobrino merendar y almorzar sano, aunque muchos ratos se quede absorto jugando a su "consola especial para 4 años". Son otros tiempos.

PD: por cierto, mi preferido era el de chorizo pamplonica y mantequilla con pan del horno de leña de mi pueblo

No hay comentarios:

Publicar un comentario