jueves, 20 de septiembre de 2012

la cabina

Pues no, no tengo Whatsaap.  Y ésto, unido a la conversación que mantuve ayer con mi depiladora,  me convierte en una abuela Cebolleta contando batallitas a mis casi 36 años:

Resulta que pertenezco (yo, que me creía tan joven y tan actual por seguir llevando zapatillas) a esa generación que empezó a estudiar en la universidad cuando apenas empezaba a usarse el correo electrónico.   Cada estudiante teníamos un número/cuenta de usuario para usar dicho correo.  Todavía las cartas tradicionales formaban parte activa y comunicativa de mi vida cuando tímidamente se empezaban a colar los emails, y si no me falla la memoria  el primero fue con mi amigo Alberto, que por aquel entonces estudiaba periodismo en Bilbao.  No lo recuerdo, pero seguro que en algún momento pensé en lo alucinante del tema, en esa correspondencia tan rápida y directa.   Y eso que a los románticos/as como yo, lo de desprendernos de las cartas de puño y letra nos costó lo suyo.

Casi simultáneamente llegaron los móviles.  La crítica a los usuarios/as de ellos era feroz: "¿pero será pijo/a? ¡pues no va y coge el teléfono en el autobús y se pone a hablar delante de todo el mundo!".  Vivía yo entonces en un piso de alquiler con mi hermana y mi primo, y teníamos un nokia 5110 rojo que nos habían regalado.

Y ésto sí que fue la revolución:  lo cargábamos con mil pesetas que nos duraban una eternidad, y lo dejábamos puestico en la mesita del comedor, ahí quieto, porque las funciones de semejante aparato eran las de un teléfono fijo al que nuestras madres podían llamar en caso de emergencia.  Alguna vez nos dábamos el supercapricho de hacer una llamada rápida de 30 segundos, e incluso recuerdo haber mandado algún sms (¡¡madre mía!!).

Supongo que muchas de vosotras, al igual que yo, tuvisteis que marcharos de vuestros pueblos a estudiar a alguna ciudad.  Los pisos de estudiante con teléfono fijo eran un lujo y Telefónica por aquel entonces tenía unas tarifas todavía más abusivas.  A partir de las 22h la tarifa se reducía considerablemente, con lo que las cabinas telefónicas (¿alguien recuerda cuándo usó por última vez una de ellas?) eran oscuros objetos del deseo.  Y no se por qué razón, los jueves se convertían en el día por excelencia para llamar a las madres.   La estrategia estaba clara: bajábamos a las 21'45 los 3 y nos repartíamos por cada una de las cabinas de las esquinas de mi calle, y el que primero tenía una libre avisaba a los demás.  100 pesetas, a partir de las 22h cundían pero que mucho.  Y si no eras lo suficientemente rápido y estratega, pues a chupar fila tocaba.

Y de nuevo me vi en otra conversación de éste tipo, y me dí cuenta de que parece que fue ayer pero que en realidad han pasado casi 20 años.  Y ahí es donde tengo mi punto flaco, en el paso del tiempo, en que los acontecimientos no se deslizan sino que se agolpan, y a veces incluso nos atropellan.  Con lo que mi irritación después de pasar por la depiladora, esta vez fue doble.

6 comentarios:

  1. He tenido la misma trayectoria histórica con los móviles y eso que te llevo una "jartá" de años. Y fíjate tú que yo sí tengo whatsapp :)

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  2. yo he usado un montón de cabinas.. pero sólo porque me "escondía" y no quería que nadie en mi casa supiera a quién llamaba ni cuánto rato..

    y era un bicho raro, porque por aquel entonces nadie las usaba ya.

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  3. Soy unos tres años mayor que tú, así que, cuando estudiaba apenas había "interné" de ése. Tirábamos de cabina sí o sí. Yo tampoco tengo "guasá", es más, mi móvil es de tarjeta y jamás me he comprado un teléfono. Me los regala mi novia, que flipó mucho el día que le dije que no tenía móvil. Si ella no me lo hubiera regalado, yo seguiría tan feliz con las cabinas en extinción.

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  4. Yo tb tuve ese Nokia... Recuerdo que no se podía poner en la mesa de la cafetería de la universidad porque era ostentoso, jaja como hemos cambiado!!! Ahora no me puedo despegar de mi iPhone, y la función de llamadas no es la que mas valoro!!!
    Besos
    M

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  5. jjajajaja cebolleta total! yo también lo soy! oooh el nokia 5110, apuesto a que todavía hay alguno funcionando!

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  6. Yo tuve uno azuliiiito !! Más mono él... y yo fui una de las criticonas del móvil, pero bastante además y ahora, me lo quitas y no soy nadie jajajaja.

    Es como llevar un ordenador móvil, una vedadera pasada. Y es que hemos crecido con los acontecimientos, porque la mayoría de trámites burocráticos se hacen a través de internet.

    Ups...me ha llegado un whatsapp !! ;P


    La del Hospital.

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