O al menos eso creía yo. Hasta que llegaron estas navidades y en una tarde de aburrimiento descubrí este pequeño tesoro:
La historia tiene tela: resulta que son unas fichas (habrá como 200) que mi padre, antes de casarse, regaló a mi madre. Debo decir que mis padres se llevan 15 años, mi madre era bastante jovencita cuando se conocieron y venía de una familia bastante acomodada para los tiempos que corrían. Mi padre, haciendo caso a algunos consejos externos, decidió que más valía prevenir que curar, y por si estaba corriendo el riesgo de casarse con una chavalilla poco acostumbrada a cocinar, ahí estaba él para echar una mano. Y qué mejor que, con nocturnidad y alevosía, apuntar a mi madre a hacerse una colección de fichas con recetas de nombres verdaderamente variopintos (siento no poder ofreceros ningún ejemplo pero las fichas están en casa de mis padres). Manda narices.
Así que, volviendo al tema que nos ocupa, las pasadas navidades, además de desempolvar esta vieja historia y estas curiosas fichas, mi hermano y yo dejamos claro que queríamos tan valioso tesoro culinario. Eso sí, sin llegar a un acuerdo final (lo único que quedó claro es que mi hermana pasaba totalmente del tema). Y como a falta de tierras, propiedades y millones en el banco, buenas son las fichas de cocina, espero que éste no sea motivo de disputa a la hora de leer el testamento de mis padres en un futuro muy muy pero que muy lejano.
mi espíritu competitivo salta y grita que os juguéis las fichas a algo..
ResponderEliminarpor ejemplo, a mí estas navidades me regalaron "la herencia de la tía agata" (ese juego tan tan genial en el que tienes que matar a gente para quedarte con la herencia)
yo creo que es perfecto.
Como hay un montón, podéis quedaros la mitad cada uno e intercambiarlas cada dos o tres años
ResponderEliminarjoer qué miedo... iba a proponer lo mismo que kali...
ResponderEliminarLo que me alucina es lo de "croquetas de guateque". Qué llevarán? Zarzaparrilla??
ResponderEliminaroye, mira tú qué curioso, pensaba yo que de haber algún comentario a este post, sería o bien sobre las recetas o sobre el "superdetalle" de mi padre con mi madre (nótese la ironía). Pero no, los comentarios han ido más hacia el tema de la herencia (el juego de la tía agata no tiene desperdicio, y la conexión mental Kali-Farala tampoco).
ResponderEliminarExcepto el tuyo, Siempre Suya. Lo de las croquetas de guateque también me llegó al alma. Prometo más nombres de recetas en cuanto las tenga en mi poder. De hecho, colgaré una receta cada cierto tiempo.
Mi padre también le regaló a mi madre un libro de cocina cuando se casaron. Me hacen eso a mí y se lo tiro a la cabeza!
ResponderEliminarMuaks
si es que por algo hemos decidido ser lesbis, para que no nos regale el maromo un libro de cocina o una plancha para reyes.
ResponderEliminarLo de las croquetas de guateque me trae loca, jajajaa.
Propongo escaneado de todas las fichas. Cada año se hace un traspaso de las fichas originales y las escaneadas. Para celebrar el traspaso se hace una fiesta con una de las recetas de las fichas y se honra así, a padre y madre.
ResponderEliminaroye y una quedada con croquetas de guateque??
ResponderEliminarya se a quien le toca hacerlas jajajjaja
desgra: ay estos padres, y mira que el mío machista lo que se dice machista no es, pero jodo!!
ResponderEliminarmarcela: jaja, qué razón tienes... Si las croquetas de guateque te traen loca, te aseguro que había otros nombres aún más rancios, si cabe.
maría: buena opción, sí señora, aunque casi mejor que les honre mi hermano que cocina bastante mejor que yo
itxaro: ummm, buena idea, voy a dejarlo marinando, jeje...