lunes, 25 de junio de 2012

poemas que se agarran por dentro

Como éste, que me cayo hace ya unos cuantos años en un examen y de allí paso a formar parte de mi corcho post-adolescente que adornaba mi habitación.  Estuvo allí clavado con chinchetas durante algún tiempo.  Y luego desapareción.  Pero sólo materialmente, porque por dentro ya se me había agarrado.  Curiosamente el otro día apareció, y hoy, que es un día de ésos con demasiado ruido interior, necesito compartirlo.  (La traducción la he robado de la red).



ESTA ES UNA FOTO MÍA  (Margaret Atwood)

Fue tomada hace algún tiempo.
Al principio parece
una copia 
borrosa: líneas imprecisas y manchas grises
dobladas con el papel;


luego, al escrutarla,
ves en la esquina izquierda
algo así como una rama: parte de un árbol
(bálsamo o abeto) que sobresale
y, a la derecha, en la parte superior, al centro
lo que puede ser una plácida
ladera, una pequeña casa de madera.


En el fondo hay un lago, 
y detrás de éste pequeñas colinas.


(La foto fue tomada
el día después de que me ahogara.


Yo estoy en el lago, en el centro
de la imagen, justo debajo de la superficie.


Es difícil decir dónde
precisamente, o decir
cuán grande o pequeña soy:
el efecto del agua
en la luz es una distorsión


pero si miras lo suficiente, 
al final
podrás verme.)




1 comentario: