Aquella mañana de hace tres años recuerdo despertarnos casi como hoy, lamujerdemivida gritando "nievaaa!" y yo saltando de la cama como un resorte. Salimos a la calle a tirarnos fotos, bolas, hacer la croqueta y subir "a lo viejo" mientras los copos no dejaban de caer. Era nuestra primera nevada juntas. Yo era una recién llegada a su vida y al norte. Para lo primero creo que me había estado preparando toda la vida. Para lo segundo no, así que cuando mis calcetines no soportaban más líquidos, entramos a una tienda a comprarme un par.
Y de allí al Café Roch. Fue un amor a primera vista. Por su fachada verde titanlux, por sus mesitas altas, por sus cristales y visillos, por ese regusto a rancio que respiran todos sus pequeños rincones, por su historia, por sus pintxos increíbles de pimiento, por su cálida y acogedora media luz... Y porque aquella mañana de sábado, leyendo el periódico a cuatro manos enrojecidas por la nieve, permanecerá para siempre en ese rincón de mi memoria que guardo para los momentos especiales. Porque para los lugares especiales, ya está este blog.
Nos vemos en el Roch. Y si puede ser nevando como entonces y como hoy, mejor.
Waooooooo, qué buena pinta!!! Gracias por la recomendación.
ResponderEliminareso te iba a decir ..y por sus pintxos mmmm
ResponderEliminarestos sanfermines pasados (o fueron los anteriores...) fuimos y nos dieron un katxi de pintxos ( o sea un vaso de plástico de los de katxis llenos de pintxos ahi en plan "sanferminero" jajajaj)