Paseo en bici por el valle de Aranguren. A un pasito de casa. Paradójico lo de "rincón" y lo de "paseo", más que nada porque hemos vuelto a casa machacadas.
El comienzo es relajado, te excita la idea de saber el tiempo que tienes ante ti: un disfrute para los sentidos, olores a tierra, campos con el verde sembrado, el sonido de la respiración, de tus jadeos, de las marchas al cambiarlas, de las ruedas sobre la tierra... la vista, el tacto del manillar y los frenos...
Comienza la pedalada contínua, con ritmo ascendente, hay subidas más o menos fuertes, bajadas más o menos vertiginosas, llanos donde recuperar y esperar una vez una otra vez otra. El corazón se acelera, el ritmo de las pulsaciones sube.
A veces egoísta, te alejas, quieres disfrutar sola... a ratos compartido, disfrutando a la vez.
Y agotadas, agotadísimas llegas por fin, abres la ducha y una botella de vino.
Casi, casi como follar.
Los rincones del placer.
jajajajajaaja
ResponderEliminara veces te pones un poco cursi hermana mia...
No te enfades que te echo de menos toooooonta...
jajajaj, totalmente de acuerdo, zorrupia, ya sabes que tengo un punto hortera que no hay manera de arrancarme
ResponderEliminar